Turning red: Honrarte a ti misma

Es domingo de Ya no veo películas y como es abril he decidido hablar de largometrajes que le han hablado a mi niña interior. En esa lista está Turning Red [Red en español]. Esta reseña incluye spoilers.

La película intenta plasmar la ruptura en muchos sentidos que la pubertad significa y para ello nos muestra la vida de Mei Lee, una chica de 13 años con ascendencia china que vive en Toronto, ambientada en el 2002.

Al inicio vemos que Mei es una hija responsable, extremadamente dedicada a sus estudios y prioriza el núcleo familiar. Incluso al principio ella dice que honrar a sus padres es algo sumamente importante, pero si llevas muy lejos esto te puedes olvidad de honrarte a ti misma, he ahí el nudo de la trama.

Turning Red (2022), Disney-Pixar

Las amigas

En medio del cambio vemos una luz, algo que para mí, una pick me girl millenial consagrada, es abrumador: Tener amigas. Muchas de nosotras en los dos miles crecimos antagonizadas con las mujeres a nuestro alrededor, seguramente siendo la morra que se juntaba con más hombres que mujeres, porque *cof cof misoginia interiorizada* y perdimos una de las cosas más importantes: las amigas.

En el contexto que vivimos ahora, es refrescante ver a niñas de 13 años siendo amigas llenas de ternura y amor, que están para entender los cambios, los dolores, las angustias. Las redes de apoyo logran salvarnos de malas relaciones, de violencias, de traumas generacionales.

Las amigas son capaz de vernos más allá del panda rojo en el que nos podemos convertir cuando no somos capaces de entender y nombrar nuestras emociones.

Turning Red (2022), Disney-Pixar

La hija perfecta

Mei se asume como una chica sumamente independiente ya que tiene muchas responsabilidades y claro, para muchas de nosotras adulto=independencia=responsabilidades. Se jacta de ser perfeccionista/overachiever como una virtud y sí eso no les recuerda a algo, amigas, felicidades. Del otro lado de la moneda, sabemos que está a punto de detonar, a través de esta búsqueda de la perfección, la necesidad de aprobación, sobre todo de su madre.

El momento crucial de la trama llega cuando Mei Lee sufre una humillación pública por parte de su mamá; en el contexto de la pubertad, fase “incómoda” para entenderse como un ser sexual, debido a la sociedad, sobre todo para las mujeres, Mei se ve expuesta, lo que se traduce en la pérdida del respeto/idealización de la mamá.

Y este trauma será el que se tiene que sanar en Turning Red. Mei tiene que aprender a entenderse y conocerse, aceptar esta nueva etapa de su vida en la que pone en duda todo a su alrededor: la sexualidad, las autoridades, su cuerpo, sus deberes e historia familiar.

En Mei se gesta la angustia de “no ser suficiente” a los ojos de su mamá y además sentir que sus emociones, decisiones y gustos no son válidos. Me parece que el “adultocentrismo” se ve en el negar que lo que a ella le pueda gustar es de “mal gusto” o “malo”, como en el caso de su fanatismo por 4 Town, la boyband del momento, gusto que además se ve atravesado por lo sexual como algo “indeseado”.

No hay nada nuevo bajo el sol

Mei le dice a su mamá: “Temo que el cambio me aleje de ti”, nada más crudo que eso. En el inicio de nuestro desarrollo como adultas, como personas independientes, el sentirnos obligadas a llenar las expectativas es sumamente doloroso.

Y este dolor, tan nuevo en nuestras vidas, es tan viejo como las montañas. Turning Red no es sólo abrazar a nuestro ser y crecer desde ese entendimiento, sino también de comprender que estas exigencias han pasado de generación en generación, son traumas acumulados, y debemos romperlos.

Los tiempos y nosotras estamos cambiando y lo seguiremos haciendo; esta revolución social e individual que vivimos nos alejará de personas que amamos, pero Red nos dice que hay un futuro conciliador, que se puede coexistir en armonía, siempre y cuando estemos dispuestas a reconocer que lo que somos también ha sido construido con violencia, aunque eso nos defina.

Abrazar nuestros dolores, nuestras ausencias, no nos hace débiles, al contrario, nos puede hacer libres.

Alice G.

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