30 de marzo: Día internacional de la trabajadora doméstica

Hablar del trabajo doméstico es hablar de uno de los empleos más precarizados. Las trabajadoras, a menudo, se encuentran con problemas que van desde la falta de regularización de los horarios y sueldos, a falta de prestaciones, días de descanso, vacaciones y acceso al Seguro Social o a cuentas de ahorro para su retiro. A esto le sumamos que quienes ejercen dicha labor pertenecen a un sector vulnerable de la población: mujeres de clase media – baja, pertenecientes a comunidades rurales o zonas marginadas.

Este día empezó a conmemorarse tras la realización de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar, en 1988 en la Ciudad de Bogotá, Colombia. Dicho encuentro tenía como objetivo abogar por un reconocimiento a las labores del hogar, remuneradas o no, para  contribuir a un reconocimiento de los derechos y las necesidades de las empleadas domésticas. Así como al reconocimiento de las múltiples violencias que pueden llegar a presentarse en dicha rama.

¿A qué nos referimos con trabajo doméstico?

Se refiere a las labores que se realizan para el mantenimiento de un hogar, la mayoría de ellas de índole primordial, como la preparación de alimentos o limpieza. Se habla de dos categorías: remunerado y no remunerado, para distinguir cuando lo realiza una persona perteneciente al hogar (no remunerado) y cuando se encarga una persona ajena (remunerado). En ambos casos, existe invisibilización o menosprecio, comparado con otros trabajos.

“al aparentar ser evidente, termina convirtiéndose en algo que pierde preeminencia frente a otras formas de trabajo más específicas.”

 https://economia.org/trabajo-domestico.php

Cuando hablamos de que es un sector laboral desprotegido y precarizado nos referimos a que:

Contiene elementos de la esclavitud vigentehasta principios del siglo XIX. Quienes se dedican al trabajo del hogar no gozan de los derechos de la salud, pensión, ahorro, alimentación o vivienda digna. Cuando mejor les va es porque la relación con sus patrones deriva de un acto supuestamente caritativo. Es prácticamente inexistente el porcentaje de trabajadoras que cuentan con un documento donde que avale su relación laboral.

 https://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=documento&id=300&id_opcion=106&op=106

Los patrones de estas trabajadoras a menudo consideran que brindar prestaciones básicas o derechos laborales, que por ley les pertenecen, corresponde a actos de benevolencia, debido a que nadie los obliga a otorgarlos. Pasa lo mismo con los contratos, no se ven en la necesidad de hacerlos porque el empleo doméstico se desarrolla en la informalidad.

Cifras

Según María de Jesús López Amador, de la ENTS (Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM), son madres solteras y jefas de familia con escolaridad básica quienes integran esta fuerza de trabajo. A falta de mejores oportunidades, se ven obligadas a aceptar las jornadas extenuantes y salarios bajos que les ofrecen. Hablando de sueldos, en México, “El 45% de las trabajadoras ganan entre uno y dos salarios mínimos, y el 5% gana más de tres; es decir, por día algunas reciben cerca de 150 pesos.

En Zacatecas, el sueldo promedio corresponde a un salario mínimo, para poco más del 40 % de las mujeres trabajadoras del hogar y sólo un  1.5 % de ellas percibe más de 3 salarios mínimos. En nuestro estado, las encuestas muestran que:

El sueldo promedio corresponde a un salario mínimo, para poco más del 40 % de las mujeres trabajadoras del hogar y sólo un  1.5 % de ellas percibe más de 3 salarios mínimos. En nuestro estado, de las mujeres zacatecanas: El 12.52 por ciento se dedica al trabajo doméstico remunerado; iniciando en él desde los 15 años; además, se enfrentan a un trabajo informal, es decir, que al menos más del 70 por ciento no cuenta con prestaciones laborales. Únicamente el 2.1 por ciento de las mujeres que realizan labores domésticas, de forma remunerada, tienen acceso a los servicios de salud.

http://ntrzacatecas.com/2020/07/22/trabajadoras-domesticas-12-52-por-ciento-de-mujeres/

Las cifras anteriores nos muestran que, pese a las reformas realizadas a la Ley Federal del Trabajo, no se han conseguido avances en la materia. La precarización y sobreexplotación de mujeres que se dedican al trabajo doméstico sigue vigente. Se necesita obligar a los representantes del Estado a trabajar en leyes que protejan a las mujeres. Cabe mencionar, que, en este trabajo, no sólo se violentan los derechos laborales de las mujeres, también son víctimas de acoso laboral y sexual, que en ocasiones no se denuncian a causa de la informalidad en la que se encuentran.

En conclusión

Corresponde al Estado legislar por los derechos laborales y asegurar el cumplimiento de los mismos. Mientras que a la sociedad le toca concientizar respecto a la importancia de los roles y tareas que desempeñan las empleadas domésticas. Es decir, que si se cuenta con una empleada doméstica se vea que sus derechos laborales son eso, no un acto de bondad o buena fe. No necesita que se le considere parte de la familia o le regalen cosas que ya no quieren en Navidad, necesita seguro médico y prestaciones laborales.

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