Hola, esta semana vengo a hablarles de este clásico de las comedias románticas: Si tuviera 30 (13 going on 30). He de decir que ahora estoy más cerca de los 30 que de los 13, pero es de esas cintas que me gusta ver muchas veces; tal vez es mi amor a Mark Ruffalo, el que podría ser el único hombre que quiero, o esta habilidad de Jennifer Garner de hacerme escurrir la lagrimita traicionera.
La trama es bastante sencilla, una preadolescente se siente agobiada por la vida, entendible porque la pubertad es horrible; entonces, después de un desencuentro desea «tener 30, ser coqueta y próspera», same, sis. Su deseo se cumple y despierta siendo su versión adulta, sin recuerdo alguno de lo que pasó en esos 17 años.
Jenna (Jennifer Garner), nuestra protagonista, se da cuenta de que tiene prácticamente todo lo que soñó, el empleo que quería desde pequeña, un salario muy bueno, un departamento bonito en NY, es hermosa (para los estándares hegemónicos); sin embargo, no tiene amigos, no habla con sus padres, su ética profesional está muy en duda.
Lo que me hace cuestionarme si sólo puedes ser una mujer exitosa profesional siendo una culera. Por que Jenna pide ser coqueta y próspera y lo es, pero no sabía que era tan malo aspirar a eso en la vida. Me pregunto si hay algún universo paralelo en el que ella es exitosa siendo una morra empática y feliz. Que claro, si lo pensamos es un dilema común en películas y series, en la época de finales de los 90 inicios de los 2000, ahí está Sex and the city. ¿Una mujer puede tener éxito profesional y amor?, Hollywood lo duda.
En fin, Jenna tiene que aprender a ser adulta y llenar los huecos en su memoria, enmendar errores. Para ello recurre a su mejor amigo de la infancia, Matt Flamhaff (Mark Ruffalo), quien le cuenta un poco del porqué se distanciaron. Se nos pinta un panorama donde Jenna tuvo que aplastar al mundo para obtener lo que quería.
Una de las cosas que me gustan del personaje es que es muy paciente y hasta empática consigo misma; imagínense despertar un día y darte cuenta de que todo lo que tienes es porque has hecho un montón de cosas «malas» para obtenerlas. Y siento que ella nunca se juzga, o se «odia» por ser así. Sí se recrimina y se siente sola y agobiada pero nunca es cruel con sí misma.
También podemos observar esta timidez de la infancia frente al mundo adulto, con lo cual me identifico. Es esta sensación de tener veintitantos e ir al doctor sola por primera vez y tener vergüenza, o hablar por teléfono al banco para reclamar algo o negarte a esa tarjeta departamental que te ofrece ese empleado tan insistentemente.
Jenna y Matt trabajan juntos, surge el amor; sin embargo, es complicado porque él está comprometido. Ella tiene novio, pero, desde mi forma de ver, en realidad no es SU novio sino novio de la Jenna que no es ella, espero que entiendan esto. El caso es que se aman y se besan pero es un amor que no puede ser. Entonces está esta escena donde corre a impedir la boda, suena Jessie’s girl de Rick Springfield y ella corre al encuentro de su verdadero amor.
La cosa es que Matt le da un discurso bien raro sobre el amor. Estoy de acuerdo (con la película) en que las cosas no siempre salen como uno quiere, no siempre terminas con la persona que sientes es el amor de tu vida, normalmente porque crecemos y cambiamos y las cosas no vuelven a ser. Pero el personaje de Mark Ruffalo dice «No siempre tienes la casa de tus sueños, pero te acercas bastante», y pienso que si el dude con el que me voy a casar dice eso media hora antes de la boda me voy de ahí.
Digo, yo no soy partidaria del amor institucionalizado, pero entiendo que funciona en la trama y en el discurso hegemónico. Pero si vas a hacerlo por qué hacerlo con tu segunda opción, además consciente de ello; nada más se casa con su novia porque siente que está obligado al haber dado su palabra. Todavía termina diciéndole a Jenna » que la amado siempre». (inserte emoji de payaso)
Jenna sale devastada de ahí y pide de nuevo un deseo, suponemos que es «volver a hacer las cosas bien», ocurre la magia, retrocede el tiempo, tiene 13 de nuevo y hace ahora las cosas bien. El final nos muestra a Jenna casándose con Matty, Me gusta pensar que, además de la boda, tuvo también la carrera exitosa.
Es extraño ver esta película donde se nos dice que las mujeres exitosas son aquellas que no pueden tener amor. Si bien el amor es el opio de las mujeres, hemos crecido con esta idea y es terrible pensar que si quiero alcanzar mis metas laborales tengo que dejar todo; porque Jenna no sólo abandonó el amor en pareja, si no a sus amigos, a su familia. Parece que para las grandes empresarias, editoras, CEO’s sólo existe la soledad, y no sólo es un discurso de inicio de década, ahí está «Pasante de moda», del 2015, donde Anne Hathaway es una gran empresaria pero su matrimonio se ha derrumbado.
Quiero ver películas donde las mujeres lo tengan todo. Porque he crecido viendo esta dicotomía y yo no quiero ser sólo una, sólo madre, sólo esposa, quiero sentirme completa, alcanzar todo. Quiero no sentirme angustiada porque me acerco a los 30 y no he formado la familia tradicional, ni siquiera he terminado el descubrimiento de mi sexualidad, de mi vida política o de lo que quiero ser «cuando sea grande». Me agobia el mundo caótico en el que he crecido, me parece injusto que además el medio me recuerde que tengo un reloj biológico, que más que nada parece la cuenta regresiva de una bomba, detesto cómo la palabra solterona se asoma por los rincones de mi casa.
En mi mente, cuando Jenna regresó en el tiempo lo tuvo todo, pero con ética, siendo amable, cariñosa, encontrando la bondad en ella, y no porque las mujeres tengamos que ser «un pan de dios», sino porque la acción desde la tolerancia y la empatía otorga libertad. En mi mente, todas podemos el paquete completo, amar y ser amadas, ser exitosas, ser libres, ver hacia atrás y hacia delante de nuestras vidas y sonreír porque hemos logrado equilibrar todo.
Alice G.